29.4.12

El misterio de los Dogones de Mali

La estrella Sirio está relativamente cerca de nosotros si tenemos en cuenta las enormes distancias interestelares. Es la sexta estrella más próxima a la Tierra, estando a una distancia de 2,67 pársecs u 8,7 años-luz. Emite mucha más energía que el Sol y, en una escala absoluta, es mucho más luminosa y está más caliente que éste. La temperatura superficial de Sirio es de 17.500º F, es de color blanco y tiene una masa doble que el Sol.
 
 
Friedrich Bessel, astrónomo alemán, llegó a la conclusión en 1844 de que una compañera invisible debía estar en órbita mutua con Sirio. Había finalizado unas medidas sumamente cuidadosas acerca de la lenta variación de la posición de Sirio y había descubierto una pequeña oscilación a un lado y otro de la trayectoria esperada de Sirio en el espacio. Bessel supuso acertadamente que Sirio estaba afectado por la influencia gravitatoria de una vecina próxima y en 1862 el constructor de telescopios americano Alvan Clark vio por primera vez con sus flamantes instrumentos a la débil compañera de Sirio. Sirio A y su compañera, Sirio B, dan una vuelta completa mutuamente cada 49,9 años. La compañera consiste en un tipo más bien extraño de estrella que se denomina “enana blanca”. Aunque Sirio B tiene tanta masa como el Sol, es como máximo el doble de grande que la Tierra. Se trata de una estrella extremadamente densa; una cucharadita de su material pesa un cuarto de tonelada.






Los Dogon son un pueblo que se localiza en la República de Malí (África Occidental). Sobre este pueblo cae un enigma realmente asombroso. En Mali, país africano situado en la frontera del Sahara con las sabanas de Africa Occidental, y a unos 1.500 kilómetros del Atlántico, se encuentran los llamados acantilados de Bandiagara en las montañas Hambori de Mali. Pegadas a las paredes del acantilado y construidas alrededor de cuevas, podréis ver unas construcciones de barro con techo de paja, algunas a 200 metros del suelo. A esas sólo se puede llegar trepando por estrechos escalones tallados en las grietas de las paredes.


 Los Dogon también hablan de Sirio C. La llaman «emme ya tolo», y era considerado por los astrólogos dogones como el astro femenino por excelencia. Dicho cuerpo celeste gira también en torno a Sirio A. Y los dogon siguen desconcertándonos al acertar plenamente cuando nos hablan de su naturaleza física: "es una estrella más voluminosa que po tolo (Sirio y cuatro veces más ligera. Gira... recorriendo una trayectoria completa en 50 años".
Según los dogon, lo que nosotros llamamos Sirio C, se encuentra en el plano orbital de Sirio A y Sirio B formando un ángulo de unos 90 grados. Los dibujos de carácter cósmico que ejecutan en sus ceremonias secretas y que fueron dados a conocer por Robert Temple también sugieren otros conocimientos desconcertantes. Así, por ejemplo, se ha comprobado que plasmaron correctamente la trayectoria de Sirio A y B por el espacio, hecho que ha sido verificado por las modernas computadoras. Asimismo, aciertan al representar el sistema de Sirio con sus órbitas correctas.

Gracias a sus toscos, pero expresivos diseños, propios de la simbología religiosa, sabemos que conocían desde hace siglos que Saturno posee anillos y que Júpiter tiene cuatro lunas interiores.
Respecto al período orbital antes descrito de Sirio B, los dogon dicen: "la duración de su revolución es de 50 años". Y coincidiendo con este evento cósmico, cada 50 años celebran la fiesta del Sigui, en la que representan (con sus máscaras e indumentarias) el aspecto físico de los civilizadores que les dieron estas impresionantes informaciones.
Casualmente, estos civilizadores (muy similares al anteriormente descrito Oannes) vinieron de Sirio en un arca que giraba sobre sí misma y a la que los dogon representan con forma circular. Su tradición nos dice que, en el momento del descenso, Nommo (nombre con el que también se conoce a los instructores celestes en el Sudán) lanzó su palabra a las cuatro direcciones y relacionan el sonido del "arca" con el choque de cuatro grandes piedras dentro de una cueva. También nos cuentan que cuando el vehículo aterrizó era como una llama que se apaga al tocar el suelo. En esta etapa del descenso, levantó una impresionante columna de polvo.
¿Se puede ser más claro y preciso en la descripción de una aeronave? Si los antepasados de los dogon fueron claros a la hora de describir las efemérides más secretas de Sirio (siglos antes de que éstas fuesen descubiertas con las herramientas de los hombres) no lo fueron menos a la hora de "fotografiar" el momento histórico de la llegada a nuestro planeta de unos seres del cosmos, cuyo objeto pudo dejar testimonio de su presencia en el pasado influyendo en los contactados humanos a través de la transmisión de una cultura avanzada.


 
Para complicar si cabe aún más las cosas, sabemos que otros pueblos vecinos comparten las mismas creencias y tradiciones orales sobre Sirio. La historia del instructor celeste de los dogon tiene claras reminiscencias del Oannes babilónico. Y si éste visitó la Tierra hace algo más de 6.000 años, ¿por qué no pensar lo mismo de Nommo?
Robert Temple afirma que Nommo fue un extraterrestre que dejó en la Tierra, hace entre 7.000 y 10.000 años atrás, toda clase de pistas sobre su origen estelar. Lo que nos lleva a especular con la posibilidad de que Oannes y Nommo tengan un origen planetario común.
Sin embargo, el caso más turbador es el de los egipcios. El físico argentino José Álvarez López afirma que (junto a esta tribu de los dogon) el pueblo de la antigüedad que vivió más conectado a Sirio fue Egipto. El Faraón no representaba al Sol sino a Sirio. Una deidad muy importante del panteón egipcio fue la dualidad Isis-Nephtis, que eran representadas como mellizas siamesas.
No obstante, otros escépticos mucho más abiertos, como el desaparecido Carl Sagan, aceptan la dificultad de encontrar una explicación que no sea la extraterrestre: "si la aparición de vida inteligente reviste interés científico general o de otra índole para las civilizaciones galácticas, es razonable pensar que, con la aparición de Procónsul (un homínido), aumentase el índice de inspección de nuestro planeta... Al principio, el desarrollo de la estructura social, del arte, de la religión y de las habilidades técnicas elementales dicha inspección se habría intensificado aún más... cabe entonces la posibilidad de que el contacto con una civilización extraterrestre haya tenido lugar en tiempos históricos".








Es justo reconocer que, si bien el caso de los dogon no es considerado por muchos científicos como una evidencia (se ignora por qué no), los conocimientos astronómicos de esta primitiva cultura africana no pueden ser producto de la casualidad. Así lo estimó Carl Sagan cuando se le preguntó sobre el particular: "el conocimiento del cielo de los dogon es totalmente impensable sin ayuda del telescopio".
Sin embargo, Sagan considera que no hay que buscar necesariamente entre los instructores de los dogon a seres de otros mundos, sino a algún viajero europeo que les hubiese transmitido esta información. Esta teoría parece ignorar la existencia de Sirio C, descubierto muy recientemente en 1.995, amén de ser excesivamente rebuscada. Si bien existen pruebas de asimilación cultural en otros casos, estos requieren mucho más tiempo para desarrollarse, y más en el caso de los dogón, que celebran su fiesta principal, la ya mencionada Sigui, cada 50 años. Está muy claro que cualquier hipótesis es buena siempre que niegue la posible visita de seres de otros mundos en otras épocas a la Tierra.


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