2.5.12

K'ung-fu-tzu

Confucio (K'ung-fu-tzu, literalmente «Maestro Kong») 
Procedente de una familia noble arruinada, a lo largo de su vida alternó periodos en los que ejerció como maestro con otros en los que sirvió como funcionario del pequeño estado de Lu, en el nordeste de China, durante la época de fragmentación del poder bajo la dinastía Chu.

La esencia de sus enseñanzas se condensa en la buena conducta en la vida, el buen gobierno del Estado (caridad, justicia, y respeto a la jerarquía), el cuidado de la tradición, el estudio y la meditación. Las máximas virtudes son: la tolerancia, la bondad, la benevolencia, el amor al prójimo y el respeto a los mayores y antepasados. Si el príncipe es virtuoso, los súbditos imitarán su ejemplo: gobernante/súbdito, marido/mujer y padre/hijo. Una sociedad próspera sólo se conseguirá si se mantienen estas relaciones en plena armonía. La base de la doctrina confuciana es recuperar a los antiguos sabios de la cultura china e influir en las costumbres del pueblo.

El maestro Kung fue el primero que reunió a un grupo de discípulos provenientes de distintos principados para formarlos adecuadamente en el buen gobierno. Junto con las medidas a tomar que ya había formulado en su época de joven funcionario, propuso llevar a la práctica sus ideas basándose en el respeto de las Tres Dinastías y recuperar la política del Duque de Tcheu. Confucio confiaba en que un príncipe siguiera sus indicaciones. De este modo, al final de un ciclo de doce meses, se habría logrado algún resultado; en tres años, su proyecto social se habría consumado a la perfección. Podemos resumir la doctrina confuciana en una serie de mandatos que deberían ser los principales deberes de todo hombre de gobierno:



  1. Amar al pueblo, renovarlo moralmente y procurarle los medios necesarios para la vida cotidiana.
  2. Por este motivo, debe servirse en primer término con soberano respeto a Aquel que es el Primer Dominador.
  3. Cultivar la virtud personal y tender sin cesar a la perfección.
  4. En la vida privada como en la pública, observar siempre el sendero superior del «Justo Medio».
  5. Tener en cuenta las dos clases de inclinación propias del hombre: unas proceden de la carne y son peligrosas; las otras pertenecen a la razón y son muy sutiles y fáciles de perder.
  6. Practicar los deberes de las cinco relaciones sociales (explicadas más abajo).
  7. Tener por objeto final la paz universal y la armonía general.



En el poco legado escrito que dejó, las Analectas, una colección de conversaciones con sus discípulos, vemos que basaba toda su filosofía moral en una enseñanza central: el ren (jen), que es la virtud de la humanidad y a su vez está basada en la benevolencia, la lealtad, el respeto y la reciprocidad. Estos valores son imprescindibles en las relaciones humanas, que Confucio describió:
  1. Entre gobernador y ministro.
  2. Entre padre e hijo.
  3. Entre marido y mujer.
  4. Entre hermano mayor y hermano menor.
  5. Entre amigos.
Estas relaciones tienen, además, una característica principal: el superior tiene la obligación de protección y el inferior, de lealtad y respeto. En último término, todas las personas están sujetas a la voluntad del Cielo (tiamchi; t’ien-chih), que es la realidad primera, la fuente máxima de moralidad y de orden.


"Exígete mucho a ti mismo y espera poco de los demás. Así te ahorrarás disgustos."

"Si ya sabes lo que tienes que hacer y no lo haces entonces estás peor que antes."

"Saber que se sabe lo que se sabe y que no se sabe lo que no se sabe; he aquí el verdadero saber."

"¿Me preguntas por qué compro arroz y flores? Compro arroz para vivir y flores para tener algo por lo que vivir."

"Cada cosa tiene su belleza, pero no todos pueden verla."

"Una casa será fuerte e indestructible cuando esté sostenida por estas cuatro columnas: padre valiente, madre prudente, hijo obediente, hermano complaciente."

"Debes tener siempre fría la cabeza, caliente el corazón y larga la mano."

"Los vicios vienen como pasajeros, nos visitan como huéspedes y se quedan como amos."

"Donde hay educación no hay distinción de clases."

"Por muy lejos que el espiritu vaya, nunca irá más lejos que el corazón."



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